Edad Media

De esta etapa histórica es la primera cita documental de nuestro valle, el entonces conocido Val de Olna. En el año 968 aparece señalado como parte de los privilegios del Monasterio de San Millán. Una década más tarde y con motivo de la fundación de la abadía de Covarrubias por los condes de Castilla Garcí Fernández y Aba, vuelve a hacerse referencia documental- En uno de los documentos se dona el Valle de Olna, como dote de su hija primogénita Dña Urraca al tomar los hábitos como religiosa. Con este motivo, el nuevo Infantado pasaba a ejercer la propiedad de los distintos lugares de culto existentes en ese momento: San Martín de Lobao, San Julián de Barros, San Cipriano y Santa María de Los Corrales, San Andrés y San Román de Somahoz, Santa María de la Cuesta,.

A lo largo de varios siglos se mantuvo este dominio señorial aportando rentas importantes a la abadía. Tanto es así que, el padre Luciano Serrano, en un comentario a su edición del Cartulario del Infantado de Covarrubias, dice que se trata de uno de los territorios de mayor producto económico para la abadía, recaudando sus rentas a través del régimen del arrendamiento. Esto ocurría a mediados del siglo XIV, entonces el aprovechamiento de los monasterios, granjas, ermitas y vasallos (que son en Asturias, el Val de Olna), era entregado en renta por el abad a dos vecinos de Cieza y Campuzano; a cambio éstos entregaban una cantidad en metálico y otra en pan, vino, carnes y cebada para las bestias.

Pero no todo el Valle estaba bajo el mismo vasallaje; el lugar de San Mateo de Buelna dependía de la abadía de Cervatos y, por tanto, por gentes pagaban tributo a este monasterio mediante una cantidad de obradas y moneda; simultáneamente la villa de Cóo era de realengo.

El proceso de transformación desde el régimen señorial de abadengo (señorío eclesiástico) hasta el solariego (señorío aristocrático) se constata con una cierta claridad en la historia del valle de Buelna. Los primeros en tomar relevancia fueron los titulares de la casa de la Vega. Éstos detentaban un poder económico importante sobre el valle, a través del arrendamiento de los bienes de la abadía de Covarrrubias a mediados del siglo XIII. Así lo manifestaba Alfonso X "El Sabio" en una carta que en 1.269 dirigía al gobernador de la región. Según se indicaba en esta misiva, el arrendatario de estos bienes era D. Pero Lasso, padre del primer Garci Lasso.

A principios del siglo XV concretamente en 1.413 aparecen referencias a un personaje que marcó historia en el Valle, el famoso Pero Niño, Conde de Buelna. Este noble ya había conseguido una gran fama en el reino de Castilla pro sus acciones contra los corsarios en 1404 y si viaje a Inglaterra en 1.405

"La Crónica" de Don Pero Niño, escrita por su alférez, Gutiérrez Díaz de Games, narra con gran detalle las luchas contra los corsarios "que andaban robando por el mar de Levante" los viajes de su flota por las costas del Mediterráneo, recalando en la mayor parte de los puertos conocidos, el encuentro con el antipapa Luna o su ataque al puerto de Túnez, etc.

Como pago de sus servicios políticos y militares y el apoyo al condestable Alvaro de Luna en la batalla de Higuereule, recibió el título de conde de Buelna de manos de Juan II de Castilla. Sobre este hecho, en "La Crónica" se señala que se le ofreció el título de conde de Alva, antecesor del que hoy se conoce como ducado de Alba. Sin embargo, Pero niño prefirió la concesión del condado de Buelna, precisamente como consolidación de su dominio señorial, territorial y jurisdiccional en aquel valle.

Dentro de los bienes que a la muerte de Pero Niño recibirían sus herederos, figuraba el valle y el condado con la Torre-fortaleza de la Aguilera, la herrería, los términos solares y prados, pastos ríos y determinados tributos a lo largo del valle.